Gigi Paris, modelo y figura pública, habló por primera vez sobre el fin de su relación con el actor Glen Powell, en medio de la promoción de la película Anyone But You, protagonizada por él y Sydney Sweeney. En el pódcast “Too Much”, Paris relató el costo emocional de lo que describió como una estrategia publicitaria que la dejó expuesta ante el escrutinio público.
“Solo quería respeto, especialmente si esto iba a ser tan público”, dijo Paris en el episodio, sin mencionar directamente los nombres, aunque haciendo clara referencia a la etapa de su ruptura. “No hagas quedar como una tonta a alguien con quien hablaste de un futuro juntos durante años”.
La historia se enmarca en un contexto donde, meses después, los propios protagonistas confirmaron que los rumores de un supuesto romance entre ellos fueron intencionalmente alimentados como parte del plan de marketing del filme. El resultado fue exitoso: Anyone But You se convirtió en una sorpresa taquillera, recaudando más de 220 millones de dólares a nivel mundial.
“Me sentí entregada a los perros”, expresó Paris, visiblemente afectada por la forma en la que se manejó su relación y ruptura. Aseguró que no se trató de manipulación directa, sino de una prioridad laboral que pasó por encima de su bienestar emocional.
Entre los momentos más duros, relató una llamada telefónica en la que le pidieron que no visitara el set de rodaje en Australia. “Fue esa llamada la que me rompió. Pensé que aún había esperanza… pero entendí que todo había terminado”.
Mientras Glen Powell expresaba a medios como The New York Times su entusiasmo por trabajar nuevamente con Sydney Sweeney, Paris se enfrentaba al proceso de cerrar un ciclo en medio de una narrativa pública que nunca la contempló.
Aunque la película triunfó, lo ocurrido plantea interrogantes sobre los límites entre promoción mediática y respeto a las relaciones humanas, así como la necesidad de considerar el impacto emocional en quienes no forman parte del espectáculo, pero sí resultan afectados por él.
Variety ha intentado contactar al equipo de representación de Powell, sin obtener respuesta al momento.
Lo que para unos fue una estrategia de éxito, para otros fue una pérdida íntima desprotegida. La historia de Gigi Paris resuena como testimonio de lo que ocurre cuando la ficción se vuelve táctica y la vida personal se vuelve parte del guion sin consentimiento.